Indianopedia

Grupo Cooperativo de las Indias

Relato

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El relato ha sido el género artístico menos concurrido por los neovenecianos. Aunque, en línea con la tradición ciberpunk, el documento central del sionismo digital (a su vez puente entre las dos grandes etapas del movimiento no es un ensayo, sino un relato: Días de frontera, de David de Ugarte.

Contenido

Antecedentes ciberpunk: nóvelas para móviles (2004)

En marzo de 2004 ciberpunk lanzó su sitio para móviles imode en asociación con e-Moción de Telefónica. Eran las primeras novelas que aparecían fuera de Japón escritas para ser leídas sobre teléfonos móviles: Lía MAD Phreaker, de David de Ugarte y BCN No Future de Javier Lorente. Aunque la primera en empezar a ser publicada fue la que se desarrollaba en Madrid (teniendo como fondo el estallido del jihadismo en España), se decidió presentar mediáticamente a la segunda como la primera para dada la centralidad en Barcelona de los medios culturales.

En la rueda de prensa, el 4 de marzo, David insistió, apadrinado por Suso de Toro, en la inminencia de una eclosión jihadista en Madrid... Una semana después, el 11M apenas dos horas después de los atentados, una lectora le envió un SMS con el texto:

         Lo que escribes, ocurre

La entrega de ese día, la 23ª, relataba, en boca de una de las víctimas, la explosión de un coche bomba en el centro de Madrid:

Tenía los ojos cerrados. Sentía el viento cambiar de temperatura mientras le agitaba. Era esa sensación de levedad otra vez. Infancia en la playa: las olas revolcándole emparedado contra el colchón, las costuras de la lona rasgándole la piel en un escozor instantáneo. Las rocas intuidas en los golpes, la sensación de ser pequeña de nuevo, de hacerse pelota acurrucado en la corriente. Los párpados convertidos en caleidoscopio. La respiración contenida. Sueño
-Aghhhhhh…- El primer aliento, salir del agua, abrir los ojos. El cielo frío y plomizo de Madrid en sus peores días. Volver a ocupar el cuerpo. Tentar el mundo con las manos sin acabar de sentir poder suficiente como para mover la propia cabeza. Voces. Un traqueteo. Miedo, modorra y dolor.
La ambulancia. ¿Sería alguna de las que estaban aparcadas?. Seguro que habían volcado. No podía ser. Hizo un esfuerzo por abrir los ojos. Estaban pegados. Sangre seca. Un algodón le limpió, brusco, la cara. Venció el sello caliente de los párpados. La enfermera y la médico del SAMUR eran una ameba naranja que se hacía y deshacía en un baile arítmico. ¿Dónde estarían los otros? ¿El edificio? ¿Amaya? ¿Lía?. Había sido otra bomba. Madrid era Bagdad.
-Esto se acaba, pensó.

Y efectivamente, fue la última entrega publicada. Era un quiebro histórico y tocaba volver a la ensayística


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Días de frontera (2003-6)

Es en realidad una colección de tres cuentos cuyas temáticas se entrelazan con la evolución de los temas centrales del sionismo digital, pensada originalmente para ser publicadas sobre móviles, el desgarro emocional y político que supuso el 11M interrumpió su elaboración hasta 2005, en el contexto ya del debate sobre el sionismo digital

Bosque, sol y libertad

Comienza con Bosque, sol y libertad (2003-5) un relato que intenta responder a la pregunta de si es posible construir otro mundo fuera del continuo abierto por la sociedad globalizada, si es posible imaginar una refundación social para una comunidad sobre unas bases diferentes. Evidentemente no se trata de erguir diferentes discursos o diferentes principios de representación o reparto del poder. Emiratos integristas y sistemas como el de Corea del Norte conviven hoy dentro de ese espacio social imperial con democracias representativas, ciudades estado oligárquicas y dictaduras cuasifeudales. La cuestión es ¿podemos imaginar un espacio realmente diferenciado?

El momento clave en Días de frontera fue descubrir que ni los castellanos segregacionistas ni los granadínos universalistas podrían romper realmente ese espacio social global representado en el relato por los consensos universales. Necesitaba un nuevo sujeto que no representase un proyecto definido, que no tuviera un discurso colectivo específico que poder acomodar al macroorden social.

Raisa, la verdadera protagonista del cuento, debe su nombre al verbo to rise, representa la fuerza emergente de lo incontrolado, su símbolo comunitario es una seta que emerge invisible en medio del bosque (social), porque su poder deriva de la posibilidad de generar una ilusión en el sistema, llevarle a ver lo que no existe (la tala) y hacer invisible lo que existe (su propio grupo). Sólo a través de este ilusionismo y de su negativa a ocupar la ciudad ganada, puede Raisa crear una frontera y hacer un agujero en la máquina totalizadora que es el sistema global. Y aún así sabe que abrir una frontera supone exponerse al conflicto. Un conflicto en el que la única opción es confundirse en el bosque, hacerse invisible de nuevo, porque sólo manteniendo la incertidumbre puede colapsar el sistema, trazar una frontera. Es un relato completamente definido en el discurso del primer sionismo digital: el desarrollo de una autonomía comunitaria mediante el desarrollo de una agenda pública propia

Parábola de Ogulsapar

La parábola de Ogulsapar, escrita y publicada originalmente en 2006, es el segundo de los relatos que componen el libro es al tiempo una vuelta sobre la inevitabilidad del conflicto y una crítica de la lógica conversacional que define en el sionismo digital a las comunidades sobre la conversación al margen de un sustento material que pueda algo más que resistir pasivamente al embite.

En cierta manera es una relectura y un balance del debate sobre la Wikipedia que fuera determinante en la evolución del ciberpunk al sionismo digital que complementa una de las claves de Días de frontera, su moraleja última es que la vindicación de la diversidad no puede ser testimonial, sino un proceso de desarrollo comunitario diferenciado.

Carreras de viento

El relato que cierra la serie ofrece varias lecturas. Por un lado es una sátira, con personajes perfectamente reconocibles, del discurso de la blogsfera cool. Pero avanza ya un tema recurrente del movimiento neovenecianista: independientemente de cómo sea la construcción de identidad es necesario salir, marchar, migrar, traspasar las taras y los muros invisibles de la identidad imaginaria y nacional. Hasta que este paso no esté dado, la comunidad no podrá identificarse plenamente como tal. Este es el sentido del fin del libro:

Enfiló el Gran Puente. El monitor de navegación le informó que estaba siendo enfocado por los globocámaras de los interactivos. Millones de personas le veían. Era el momento. El deseo de hacer algo definitivamente impertinente, algo que le diera una escusa para no volver jamás, llegaba poco a poco a las manos. Conecto el auricular a la transmisión global para escuchar al locutor relatando sus propios actos. Le apetecía verse como un avatar de videojuego, conducirse libre de responsabilidad sobre su propio cuerpo.
-...un momento... parece que tiene problemas con la dirección... está reduciendo... se va a comer el anden central... no... nooo... está dando la vuelta. Ha dado la vuelta y enfila de nuevo hacia Algeciras esquivando a los otros corredores... Es peligrosísimo, nunca habíamos visto algo así, estas imágenes llenaran las noticias interactivas del mundo... ¡Hassan! ¿puede tratarse de un problema técnico?
-Bueno, Rashid, Mustafá siempre está listo para darnos una sorpresa, es un corredor experimentado pero...
El primer “pero” era la señal pactada consigo mismo para quitar el sonido. Hassan era un veterano ganador de las primeras carreras que se había recolocado como comentarista deportivo. No quería guardar una mala imagen. No quería enfadarse. Tan sólo quería llegar al puerto de Algeciras y comprar un pasaje en el primer barco que saliera para América.

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Vestidos para contar (2009)

Entre marzo y julio de 2009 El Arte de las Cosas llevó a cabo una experiencia de producción textil. Con Vestidos para Contar generamos un contexto a nuestras prendas inspirado en el ciberpunk literario y los mitos emergentes de la filé. Escribieron relatos para la ocasión Juan Urrutia, Daniel Bellón y David de Ugarte.

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El asesino del gaucho (2011)

  • En abril de 2011 María Rodríguez comienza en Montevideo-Casa Escardó un relato costumbrista e irónico bajo la forma de novela negra para móviles de las experiencias indianas cotiadianas en la Banda Oriental.

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